Anorexia nerviosa...
JÓVENES MODÉLICOS, DISCIPLINADOS Y CON UNA GRAN FUERZA DE VOLUNTAD.
El inicio de la anorexia nerviosa es casi imperceptible y las primeras señales pueden aparecer a los ojos de los demás como una forma de autodisciplina y fuerza de voluntad que no llama la atención de su entorno, ya que, desde siempre a las personas que desarrollan una anorexia se las considera personas modélicas por su preocupación y solidaridad con los demás, y su excesivo ritmo de estudios.
PÉRDIDA DE PESO CADA VEZ MAYOR.
Poco a poco empiezan a restringir su comida, quitándose el pan, la grasa, etc. El cumplimiento de esta restricción les lleva a tener siempre una excusa para no comer delante de otras personas.
Así, la pérdida de peso es cada día mayor, lo que les lleva a estar exaltados y contentos con su “logros”.
Sin embargo, esta etapa de exaltación y contento pasa pronto, y los familiares observan como su humor cambia rápidamente y le ven irritado y enfadado.
SOLEDAD: SECRETOS Y MENTIRAS.
En general, las personas que desarrollan una anorexia nerviosa tienen un secreto que no comparten con nadie, lo que les hace enmarañarse en un sinfín de contradicciones y mentiras que les alejan de su familia y amigos.
Este aislamiento social se acrecienta con el aumento de sus actividades, que obstaculizan aún más las salidas con sus amigos, no tienen tiempo de quedar, ni salir con nadie.
Bulimia nerviosa…
ATRACONES.
Las personas con bulimia se dan atracones normalmente en privado, por lo que, la comida en casa se agota pronto y pueden aparecer restos de alimentos y envoltorios por la casa o en sus objetos personales.
Además comen mucho, por lo que, a los ojos de los demás pueden aparecer como que tienen una constitución que les permite comer mucho sin engordar.
Es normal, que debido a estos hábitos alimentarios, tengan frecuentes cambios de peso.
VOMITOS Y DEMAS CONDUCTAS COMPENSATORIAS.
Tras los atracones, las personas con bulimia, intentarán evitar engordar con los trucos más diversos: laxantes, vómitos, ejercicio excesivo, etc.
Estas conductas purgativas, de gran riesgo para su salud, las realizarán en privado, pero pueden dejar huellas de las mismas en forma de rastros de vómitos, gastos excesivos de papel higiénico, etc.
INSEGURIDAD: ENFRENTAMIENTOS, INTOLERANCIA E IMPULSIVIDAD
En las relaciones sociales, tras la apariencia ejemplar, pueden darse casos de enfrentamientos, por ejemplo, con algún compañero de clase que considere un competidor. Estos hechos ponen de manifiesto la intolerancia a la frustración y la impulsividad, rasgos propios de este trastorno.
Señales que pueden alertar sobre el inicio de una anorexia o bulimia nerviosa.
La mayor preocupación por el aspecto físico, las actitudes negativas y críticas, las actitudes vergonzosas hacia los compañeros del otro sexo, junto con los cambios en la imagen corporal y la adopción de regímenes dietéticos, son frecuentes y normales en este período de la vida.
La existencia de estas actitudes no implica necesariamente que se vaya a desarrollar una enfermedad, pero sí debe mantenernos alerta sobre su posibilidad.
Podemos sospechar que un adolescente pudiera estar desarrollando un trastorno del comportamiento alimentario, si observamos alguno o varios de los siguientes comportamientos y actitudes:
- Progresivo aislamiento de los compañeros/as, con apariencia infeliz, decaída y con una pérdida de interés por las actividades en las que participa.
- Excesiva preocupación por los estudios, independientemente de los resultados obtenidos. Su nivel de exigencia personal no le permite disfrutar de sus logros y sus comportamientos son cada vez más “raros”.
- Comportamientos extraños con la comida, cambiando sus hábitos llamativamente en relación con la misma. Puede esconder comida, tirarla, y desmenuzarla obsesivamente.
- Evitan ponerse ropa ajustada, y mostrar partes de su cuerpo cuando eso es lo esperable en las circunstancias y estación del año (clases de gimnasia, verano…)
- Manifiesta un comportamiento marcadamente más desordenado, despreocupado y errático del que solían tener.