Hace unos años, con la intención de escribir un reportaje, mi madre participó en varias de estas páginas haciéndose pasar por una quinceañera anoréxica.
Durante tres meses, solíamos verla por las noches chatear con adolescentes. Al principio era gracioso, pues nos iba preguntando cómo se abreviaban algunas palabras en nuestro “idioma de SMS”, como ella lo llamaba.
Pero, con el paso de los días, nos fuimos dando cuenta de que cada vez que salía del despacho su cara estaba triste. Algunas veces, la encontrábamos frente al ordenador con lágrimas en los ojos. Otras, asqueada. Y más de una vez, la oíamos poner de vuelta y media a los responsables políticos, sanitarios y judiciales. Eso sin contar la cantinela que teníamos que sufrir en las cenas familiares sobre la irresponsabilidad de los padres que se escabullen de la educación de sus hijos, la influencia de los modelos que nos presenta la publicidad, o los profesores que se lavan las manos ante las tonterías que hacemos en los comedores del colegio.
La experiencia fue brutal para todos.
Pero una cosa es cierta. Una vez nos enseñó el reportaje terminado, con fotos incluidas, me di cuenta del poder que tienen estas webs para la salud de mis amigas.
¡Ojalá TODOS nos empeñemos en dar la voz de alerta de estas webs y de sus contenidos mortíferos! Se lo debemos a ellas…a sus familias…a sus amigos…a todos".
NOTA: La voz de alarma ante esta atroz enfermedad suena en las familias, en los colegios, en la sociedad. Todos sabemos que esta lacra está mermando la salud de muchas y muchos de nuestros jóvenes.
¡Ya va siendo hora de que los padres, los profesores, los medios de comunicación y los responsables políticos, sanitarios y judiciales, nos pongamos las pilas para erradicar esta enfermedad tan inhumana que tenemos a nuestro alrededor!