Soy una chica de 15 años y no sé muy bien como decir lo que siento. Mientras muchos de nuestros padres se preocupan por el virus de la gripe A, me entristece y, porque no decirlo, me decepciona ver como ignoran otros “virus” más peligrosos que afectan a la salud de muchas de mis amigas.
Me refiero a la anorexia y la bulimia.
Cada día que pasa me entero de nuevos casos de estas enfermedades entre mis amigas, amigas de mis amigas, o incluso, familiares más o menos cercanos.
Y es que, aunque nuestros mayores quieran esconder la cabeza debajo del ala, como los avestruces, he oído por la radio que hay un grupo especial de la Policía que investiga sobre las páginas web que alientan, arropan e instruyen a miles de jóvenes españolas enfermas de anorexia o bulimia, a las que califican como “bomba de relojería”.