viernes, 9 de abril de 2010

Carta abierta...


Nos dirigimos a vosotr@s con la esperanza de conseguir que os acerquéis a estas líneas, encontrar la palabra clave que os haga pararos en este blog, el gancho perfecto. 

Recuerdo un anuncio en un tablón de la facultad que ponía en letras enormes SEXO, para a continuación decir “ahora que he conseguido llamar tu atención buscamos compañero de piso…” me pareció original y efectivo, no creo que nadie que se acercara a ese tablón se fuera sin leer ese anuncio, en vuestro caso creo que la palabra clave es PRINCESAS DE CRISTAL. 

En cualquier caso nuestro objetivo no es atraeros a esta página engañadas. Nuestro propósito no es ayudaros a que seáis princesas de cristal, de aire, etéreas, sino princesas de carne y hueso, palabras que aborrecéis. Somos estudiantes de 2º de Enfermería y este curso hemos prestado una atención especial a estos dos problemas, la anorexia y la bulimia. 

Nos hemos adentrado en el mundo de los blogs y páginas pro ana y pro mía. Nuestra intención es ayudar al que quiere ser ayudado, no queremos analizaros, ni juzgaros, ni hacer generalizaciones. Cada un@ de vosotr@s es únic@ y tiene sus propias razones por las que ha elegido a ana o mía como sus compañeras de viaje inseparables, que no os defraudarán y demás adjetivos con los que se personifica a una enfermedad como si de un ser vivo se tratara. 

Imagino que el hecho de que tratemos la anorexia y la bulimia como enfermedades y a l@s que lo padecen como enferm@s no os hará ni pizca de gracia y menos si las incluimos en el saco de enfermedades mentales. La historia de la imagen distorsionada la habréis escuchado miles de veces y pensareis, “ven a ver el tamaño de mi culo y dime que está distorsionado…” No sé si esta distorsionado o no, si no entras en una 38, si no mides 1,75 y no te pareces a Kate Moss. Pero si se que eres única, inimitable, especial. ¿Por qué jugarse la vida intentando parecerse a alguien cuyo mayor éxito fue salir retratada esnifando cocaína como una yonqui? 

Reconozco que las campañas de publicidad que la preparan son espectaculares, pero seguro que también sabes que el equipo de fotógrafos, producción, maquillaje y demás gente que trabaja para que salga con ese aspecto, sano y sensual, son los verdaderos causantes de esa falsa belleza y que si tú o yo nos pusiéramos en sus manos saldríamos igual de impresionantes. Toda esta charla la dirijo especialmente al grupo de chicas que quiere convertirse en anas o mías para perder 5 ó 6 kilos. Las que ya lo son y están en una fase avanzada y deterioradas y siguen con la enfermedad ya han oído y leído relatos como este hasta la saciedad y han decidido despegarse de este mundo y vivir una realidad paralela e incompresible para mí. 

No llego a entender como alguien que tenía salud, dos dedos de frente y gente que la quiere, puede desear estar muerta antes que llevarse un pedazo de comida a la boca... lo veo como un suicidio lento y angustioso, en el que las familias sufren tanto como el propio enfermo. He visto que sois muchas (y también muchos) las que os acercáis a esas páginas buscando el santo grial, la respuesta a vuestras plegarias de delgadez, como si os fuera la vida en ello y cuidado... porque os puede ir. 

No juguéis con fuego, cuidad vuestro cuerpo porque sólo tenemos este y aunque no os sintáis afortunadas con el que os ha tocado, funciona correctamente que es algo que mucha gente no puede decir. Daros una vuelta por páginas de enfermos de esclerosis múltiple, lesionados de médula, por no hablar de la gente joven con leucemia y demás tipos de cáncer. Todos ellos os cambiarían el cuerpo sin dudarlo. Soy la mayor de tres hermanas a las que adoro y toda la vida fui “la gordi”. 

Mi hermana mediana con la que me llevo 18 meses siempre fue la guapa, simpática, la que ligaba, muy buena en deportes, tocaba el clarinete y cuando había que aprender idiomas ella lo bordaba. Jamás pude ponerme una falda ajustada, siempre vuelos y pantalones anchos para esconder un culo que me avergonzaba. Mi hermana podía ponerse lo que más le gustaba. Ir de compras en busca de un vaquero era odioso, podía probarme hasta 15 y no comprar ninguno. Para colmo yo era tímida y recuerdo haber tenido que controlar lo que comía desde los 8 años, mientras que yo merendaba un vaso de leche y una pieza de fruta, mi hermana podía devorar bocadillos. Mi madre tenía una niña que tiraba a gorda y otra que tiraba a flaca y actuó en consecuencia. Menos mal que en los estudios yo iba mejor, pero aun así tampoco lo podía considerar un logro. De mi no se esperaba nada por debajo del sobresaliente y eso era más presión. Hubiera tenido todas las papeletas para convertirme en anoréxica a la primera de cambio, pero nunca se me paso por la mente. 

A vosotras si se os ha pasado por la mente y os pido que tengáis paciencia. Entiendo la importancia de sentirse guapa y de que te lo digan, que te regalen los oídos de vez en cuando. Habrá quien diga que es por falta de autoestima y demás teorías psicoanalíticas y seguramente estén en lo cierto, pero cuando te han minado desde pequeña con comentarios feos u ofensivos, tienes que tener 10 veces más autoestima que la que ha vivido entre halagos y mieles. 

Pero ahora viene lo bueno, especialmente para las que todavía no tenéis 18 años. El cuerpo de la mujer se desarrolla de golpe con las cambios hormonales cuando empiezas a tener la regla, guarda grasa donde no quieres, (si se fuera más a las tetas y menos al culo sería una pasada) pero es inevitable puesto que se prepara para guardar reservas para cuando se es madre (desgraciadamente nuestro cuerpo no sabe que ya no vivimos en cuevas ni nos gusta tener hijos con 13 años). Pero pobre de la que con esa edad ya es un bellezón inigualable, eso significa que ha alcanzado su máximo potencial, que ya no puede mejorar más. 

Vosotras sin embargo tenéis todavía un gran camino por recorrer y por mejorar, vuestro cuerpo de forma natural pasará a tener formas de mujer y si encima os cuidáis un poco con ejercicio lo moldeareis a la perfección. Jamás gané una sola medalla mientras formé parte del equipo de natación durante el bachillerato. Hice muchos amigos y aquel culo se transformó, aquellos brazos tomaron forma, la cintura se estrecho y las tetas se pusieron estupendas. Lo demás es complemento, si estás más guapa de rubio date mechas... si tienes las cejas anchas depílalas... lo mismo con el bigote adolescente, que es el mayor de los horrores para intentar estar guapa porque en las distancias cortas es lo primero que se ve. Una buena ortodoncia te hará tener una sonrisa preciosa. Y lo demás lo logra la cirugía (esto último puede que no sea lo más políticamente correcto, pero es verdad) 

¿Sabéis qué me dijo mi hermana cuando un día le pregunté que por qué yo no ligaba como ella? Que no sonreía y que hablaba de temas demasiado serios con los tíos. Mano de santo, junto con todo lo demás, claro (mechas, cejas, ropa, maquillaje… y deporte... mucho deporte. Dejé la natación y me apunté al equipo de atletismo, seguí sin ganar ni una medalla pero me ayudaba a conservar un peso correcto) 

Lo dicho, si queréis perder peso decídselo a una hermana mayor, a vuestra madre, a una profesora, que os acompañen al médico de cabecera o a vuestra enfermera que os darán los famosos tips que buscáis es esas páginas pro ana y mía, pero que serán sensatos y os conducirán a un peso saludable y mantenerlo sin jugaros la vida. 

Personalmente os recomiendo que en lugar de compraros revistas de moda llenas de publicidad y modelitos imposible de comprar, leáis revistas como SportLife Mujer dirigidas a las que quieren mantenerse sana y en forma y a conseguir una figura bella, con consejos dietéticos reales basados en la búsqueda de un equilibrio entre salud y bienestar físico y mental. Solo con ojearla te dan ganas de hacer deporte y cuidarte. 

También os recomiendo la página web de Marta Aranzadi (www.martaaranzadi.com) una doctora especializada en nutrición que te propone un montón de recetas ligeras y apetitosas. 

Por último, y no menos importante, intentad no buscar la respuesta a todos vuestros problemas en el aspecto físico. 

Un gran abrazo