sábado, 3 de abril de 2010

Evolución y pronóstico

El abordaje de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) constituye actualmente un relevante problema de salud pública por su elevada prevalencia y por las dificultades terapéuticas para su abordaje, dado que se trata de trastornos con una larga evolución y que tienden a la cronicidad.

Según diversos estudios estadísticos, el pronóstico de este trastorno alimenticio es bastante variable y no parece haber acuerdo entre los distintos autores en lo referente a la recuperación total del proceso. En líneas generales, se puede decir que sobre el 50-75% de los casos evolucionan hacia la remisión o mejoría, no siempre duradera, sobre todo si fueron tratadas precozmente.

Sobre el 50% se acepta que remiten totalmente, y que el 20% de las pacientes presenta una mala evolución. Después de 7 años de evolución, es difícil, aunque no imposible, la mejoría, sobre todo si presentan peso bajo, distorsiones cognitivas acentuadas o bien, períodos de bulimia. El 1-3% fallecen por desnutrición, fallo cardíaco o suicidio. El resto no consiguen la curación total, evolucionando hacia la cronificación. No se puede hablar de curación hasta pasados los cuatro años sin síntomas.

En cuanto a criterios de predicción de la evolución y pronóstico, según diversos autores, los factores que se han relacionado de una manera negativa influyendo y determinando en estos dos aspectos son:

· Obesidad previa

· Cronicidad del trastorno

· Elevado número de hospitalizaciones

· Trastornos de la ingesta previos, es decir, mal hábito alimentario

Entre los factores determinantes de un buen pronóstico se encuentran: el diagnóstico y tratamiento precoz, la ausencia de antecedentes psicopatológicos familiares, el incremento de peso al inicio del tratamiento, el reconocimiento de la existencia de la enfermedad y un buen apoyo familiar.

La comorbilidad psiquiátrica (que describe el efecto de una enfermedad o enfermedades en un paciente cuya enfermedad primaria es otra distinto) puede dificultar el abordaje de esta patología, que exige un tratamiento individualizado

Una dificultad añadida en el abordaje de esta patología es la baja adherencia al tratamiento, lo que exige un proceso permanente de motivación y recaptación de los pacientes por parte del equipo médico.

Otro de lo asunto importante es la disfunción que este tipo de trastornos generan en el entorno familiar, que se ve enormemente afectado por la dificultad de manejo de la situación y por la mala evolución en algunos casos, comprobando de manera impotente toda la expresividad clínica de la enfermedad.

Por ello, integrar a los familiares en el abordaje del caso es fundamental. El tratamiento debe tener siempre en cuenta a la familia, que necesita información sobre la enfermedad y puede jugar un papel importante en el éxito o fracaso de la iniciativa terapéutica